lunes, septiembre 07, 2015

EL CASTAÑAR DE SAN MARTIN DE TREVEJO




Subir entre robles,pinos, helechos por una empedrada y vetusta calzada romana con tus amigos de siempre, impregnados de aromas mezclados a menta, regaliz, oliendo el mejor aire puro que se pueda imaginar, todo esto y muchas mas sensaciones son las que hemos vivido en una atractiva ruta iniciada desde la Plaza de San Martín de Trevejo, corazón de Extremadura y tesoro entre los tesoros de mi tierra extremeña.





Esta ruta senderista es de poco recorrido pero puede llegar a engañar ya que sus primeros 5 km son de una subida muy pronunciada como todas las de esta parte de la Sierra de Gata.
Nos ponemos a la espalda el pueblo y siguiendo las viejas piedras romanas como si de una  alfombra fuera, comenzamos una penosa subida que nos premia con unas vistas preciosas de las Torres, sierra que corona la población de Eljas.














































Tras pasar por unos prados nos adentramos en brazos del bosque y un tupido manto de helechos con piedras forradas de musgo de un verde intenso nos da la bienvenida, nos impresiona la inusual sequedad de los Robles, sus ramas crujen mecidas por el viento a nuestro paso, embrujando el momento tan mágico.










La fuerte pendiente hace mella en algunos componentes del grupo pero la majestuosidad del entorno hace sacar fuerzas de donde no las hay y seguir paso a paso hasta la cima.










Regatos,manantiales,moreras, pájaros, ruidos desconocidos, silencio...Todo mezclado hizo sentirnos fuera del mundo a que estamos acostumbrados.












La subida hacia el puerto de Santa Clara fue lento entre sudor y esfuerzo y sumado al pararnos a contemplar tanta belleza, es una ruta senderista imposible de pronosticar, pararse a contemplar cada metro del sendero es obligado, la bajada es mas llevadera desandar lo andado y ya esta, después una agradecida cerveza en la plaza de San Martín y recuperar el esfuerzo de la ruta, lo mejor llega al día siguiente cuando miles de recuerdos y sensaciones se agolpan en tu cabeza al recodar este mágico lugar.


Recordar no ensuciéis el bosque, llevaros  a casa los desechos, nadie mejor que tú para quedar  el campo como estaba antes de tú visita.






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